Email de C a X.
Asunto: Cráneos
Fecha: 20 de Julio 2014
Hola, X.
Con respecto a lo que me cuentas sobre Homo maquina sapiens, me surgen dudas, quizás en relación con la ambigüedad que ese título sugiere. Si algo me parece definitivo en estos momentos es la sensación de que más allá de que el hombre use prótesis cerebrales tecnológicas, lo que realmente pasa es que el cerebro está ahí afuera. El cerebro es social (antes era la moral la que se construía socialmente) y su capacidad cognoscitiva es ahora aplicable a entidades sociales o físicas (el transporte, el edificio, la red son las inteligentes). Propiamente el homo es antes technicus que sapiens, creo que son las técnicas que descubre, en ocasiones en tanto que ludens o accidentalis, las que provocan mutaciones definitivas en el sistema cognoscitivo en relación con la «idoneidad» de las respuestas. Creo que hasta la fecha «técnica» y «cerebro humano» sintonizaban al punto de que pareciera que su relación era directa, pero el cambio significativo diría que viene de que es el «cerebro mundial» (la suma y la summa de cerebros tecnológicos y físicos —como nunca antes han podido relacionarse—, las conclusiones inapelables de un big data matemático) el que está «con-venciendo» al hombre. El desplazamiento del cerebro del interior al exterior es sintomático de la complejidad de nuestras relaciones sociales, de la globalidad de nuestras fuentes de información e intereses (no se trata de una ampliación de espacio en disco sino de un desplazamiento del procesador).
Ahora pensamos que somos dos personas que se escriben pero es también —es sobre todo— que una red de mensajería sofisticada e inteligente nos escribe a los dos y a otros miles de millares. Todo es relevante si hay tiempo-espacio-capacidad de ser analizado y si existe la suficiente desafección.
Esta última cuestión me hiela como pocas.
Abrazos, C